lunes, 9 de agosto de 2010

Parking

PARKING from Atic TV on Vimeo.


Yo no quería hacer Parking, supongo que fue Parking la que me eligió a mí.

En el verano de 2006 fui a parar a El Reto de Roger Gual impartido en ESTUDIODECINE por una serie de casualidades. Se podría decir que el origen de todo fue el aburrimiento. Aburrido de mi carrera como guionista de televisión, aburrido de ser un veinteañero, aburrido de Barcelona... Así que buscando salir del tedio aproveché el primero de mis dos meses de vacaciones para participar en la experiencia de gestar y parir una película en cuatro semanas partiendo de la nada. El equipo lo formábamos 16 personas sin experiencia en el campo cinematográfico, sin apenas dinero y con muy pocos medios técnicos. No nos conocíamos previamente y teníamos que resolverlo todo entre nosotros, es decir que entre ese reducido equipo estaban los actores, técnicos y productores de la película. Todo fue muy rápido durante ese mes de julio de 2006. No podía ser de otra forma.

En las primeras horas el grupo decidió rodar una propuesta mía, la historia que se narra en Parking.


Trabajamos como una cooperativa desde ESTUDIODECINE. Todos aportamos ideas y yo me encargué de colocarlas en el guión. El equipo se dividió en grupos para encarar las tareas más urgentes: las localizaciones, el vestuario y el atrezzo de la película. Mientras, yo convertía la sinopsis en un tratamiento y el tratamiento en un guión. Al final de la primera semana disponíamos de un primer borrador. La segunda semana la dedicamos a ensayar, perfilar los personajes y rematar el guión. Yo me empapaba de la manera de hablar, de moverse y de mirar de los actores mientras a mi alrededor se movía una marabunta de gente buscando parkings y oficinas, cargando con ropa y elementos de atrezzo, eligiendo tipos de luz para cada uno de los espacios en los que se desarrollaban las acciones, preparando la logística del rodaje… Durante todo este tiempo de preproducción Roger Gual estaba siempre por encima de todos marcando el ritmo algunas veces de forma directa y otras, la mayoría, sugiriéndonos el camino correcto sin que nosotros fuésemos muy conscientes. En ESTUDIODECINE nos dieron la suficiente confianza como para no tener que preocuparnos de nada. El equipo técnico era reducido pero profesional y estaba de acuerdo con la línea creativa del proyecto. El rodaje me pareció muy sencillo. Lo peor fue el primer día, los primeros veinte minutos. Es lo que cuesta asimilar que estás dirigiendo una película y que a partir de ahora no puedes dedicarle tu energía a nada más durante las semanas que dure el rodaje. Pasado este primer momento de inmersión el resto fue sencillo, o al menos así me lo pareció. Teníamos unos personajes, localizaciones, un guión, dos cámaras, tres micros y una peli que rodar.


A la tercera semana el guión estaba listo, a falta de una secuencia, la última, la más importante. Tenía claro qué quería que pasase en esa secuencia, pero no era capaz de escribirla. La dejamos para más adelante, para el penúltimo día de rodaje. Entonces los personajes tendrían mucha más vida y nos ayudarían a completar el guión. Quería que fuese una escena fresca, viva, que saliese de los personajes y no de mí. La jornada en la que la grabábamos reuní a los dos actores que la protagonizaban para improvisar, a través de unas mínimas líneas, sus diálogos. Un padre y un hijo pasan la noche juntos después de haber estado distanciados durante un tiempo, en realidad durante toda su vida. Por primera vez el hijo se atreve a hablar a los ojos a su padre. No me interesaba lo que se decían sino cómo lo hacían. Me daba igual si hablaban de sus conquistas e infidelidades o de sus vacaciones juntos años atrás. Quería resumir una noche de conversación y de reencuentro, un resumen de todo lo que se habían estado callando durante años, en una secuencia de pocos minutos.


El rodaje acabó a las cuatro semanas del inicio de la experiencia. Tras dejar reposar el material durante todo el otoño tuve la suerte de encontrar a Carlos Font Clos, el mejor montador que conozco y el que realmente le dio vida a Parking. Después de casi un año de trabajo montando la película a tiempo parcial teníamos lista la versión definitiva.

La presentamos fuera de concurso en el DiBa, festival de cine digital de Barcelona, y la acogida del público fue muy buena. Después la película ha girado por festivales en España, Europa y Latinoamérica con buenas críticas. No la hemos estrenado en salas. Es una película muy pequeña. Pero es una película muy bonita. Que la disfrutéis.


David Lillo, guionista y director de Parking.

lunes, 2 de agosto de 2010

¿De dónde vienen las ideas?




¡Ay qué dolor!

Cortometraje realizado por los alumnos del curso LOS SÁBADOS HAZ CINE





Recuerdo cuando Emma propuso en clase escribir una historia acerca de una folclórica que mata a golpes de peineta y castañuelas. A todos nos brillaron los ojos al escuchar este sencillo y potente
logline. Su protagonista sería Carmen, una bailaora de flamenco que decide vengarse de Curro, quien la dejó abandonada, triste y sola (y coja).

Muchas veces nos bloqueamos delante de una hoja en blanco por querer ser originales. Por pretender escribir una historia totalmente nueva y que el espectador no pueda relacionar con ninguna otra. Éste es quizás el mayor enemigo con el que se puede encontrar un guionista.

Entre las fuentes que pueden inspirar una buena historia, encontramos los sucesos reales. Ya sea una noticia breve escondida entre las páginas de un periódico,una batallita que nos cuenta un amigo tomando una cerveza, o bien algo robado espiando lo que se comenta en la mesa de al lado.


Prosper Mérimée escribió la novela corta
Carmen en 1845. Según explica en una carta, le sirvió de inspiración una anécdota real que le explicó la condesa de Montijo, María Manuel Kirkpatrick,sobre un suceso acaecido en Málaga. Esta novela daría origen a la famosa ópera de Bizet Carmen escrita en 1875, que superaría en popularidad e influencia a la de Mérimée.
El cine no iba a quedarse al margen de esta historia. Florián Rey adaptó la novela en
Carmen, la de Triana (1938) con Imperio Argentina como actiz principal.




Florián Rey mantuvo el esquema básico de la novela: Un soldado queda prendando de una hermosa gitana llamada Carmen. Los encantos de Carmen hipnotizan de tal modo al soldado que consiguen apartarle del ejército para incorporarse a un grupo de bandidos que dominan la sierra.
Carmen es una mujer de caracter.




Carlos Saura en 1983 y Vicente Aranda en 2003 también probarían suerte con una adaptación propia de la novela/ópera.
A Fernando Trueba en cambio, no le interesó tanto el relato en sí, sino las condiciones en las que se rodó la Carmen de Florián Rey.

En plena guerra civil española, el Ministro de Propaganda nazi Joseph Goebbels, desde la poderosa productora UFA, procuraba impulsar un cine ario que derrotara al cine norteamericano dominado por los judíos.El plan de Goebbels incluía la contratación de figuras como las españolas a través de la Hispano-Film Produktion, una empresa que el célebre ministro de Hitler vinculó a la UFA mediante el productor Wilhelm Ther y con el beneplácito de Cifesa, la productora de Florián Rey y Benito Perojo.

Florián Rey y su equipo partieron hacia Berlín para rodar dos versiones de la película, una en alemán y otra en español. Durante el rodaje, Imperio Argentina fue invitada a una cena con la presencia de Hitler y Goebbels.

¿Qué hubiera pasado si Goebbels se hubiera encaprichado de la actriz principal? (es conocida la fama de mujeriego que tenía el ministro de propaganda; valga como ejemplo la actriz checa Lida Baarova que estuvo a punto de buscarle la ruina) Con este punto de partida, Fernando Trueba y Rafael Azcona construyeron el guión de La niña de tus ojos (1998).





Para construir nuestra historia podemos basarnos en un hecho real y apretarlo hasta construir una trama (casos de Mérimée y Fernando Trueba). O bien podemos adaptar una novela donde ya se haya hecho ese esfuerzo (caso de Florián Rey).

Volviendo a ¡Ay qué dolor!, podemos encontrar fácilmente equivalencias entre el personaje creado por Emma García y la Carmen de Mérimée.
De todos modos, no podemos descuidar que el corto aborda una historia de venganza.
Si pensamos en una fémina que emprende una venganza sangrienta, en seguida nos viene a la mente el personaje interpretado por Uma Thurman en Kill Bill. Aunque si buscamos más cerca, sin abandonar a Tarantino, topamos con su última película Malditos Bastardos. En ella, la judía Shosanna Dreyfus (Mélanie Laurent) persigue vengar la ejecución de su familia a manos de los nazis. Tarantino construye una trama de venganza, sirviéndose de personajes y sucesos reales contextualizados en la 2ª guerra mundial. Entre esos personajes, Hitler, y de nuevo Goebbels.






Andrés Villa.